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Bien asimilados estudios técnicos, solidez expresiva y refinada sensibilidad, son las cualidades que de inmediato saltan a la vista al contemplar la amplia y variada exposicion que la pintora Beatriz Castañeda, ha puesto a la consideración del publico de esta ciudad en los salones principales del Exconvento del Carmen, bajo el patrocinio del Departamento de Artes visuales de la Secretaria de Cultura.

Ya sean pinturas, (óleos o acrílicos); ya sean grabados (puntas secas); ya sean dibujos, (sanguinas), la Castañeda hace gala en cualesquiera de los géneros de sus bien pulidas dotes como dibujante de la figura humana y la facilidad que posee para traducir a líneas los cuerpos que contempla o imagina.

Sin embargo, estas cualidades no las emplea para recrear conformistas figuraciones anatómicas de tipo académico, ni para hacer simple alarde de su dominio del trazo, sino que a través del desnudo femenino recrea composiciones gráficas o dibujisticas que se proyectan en otro plano, mas allá de lo ilustrativo; pero sobre todo, le sirve para otorgar a sus pinturas una novedosa tesitura, en la cual los cuerpos humanos se integran en parejas o se amalgaman para formar verdaderos “nudos” de partes o miembros, que sin tener connotaciones eróticas, devienen en atrayentes entrelazamientos y sobreposiciones carnales que basculan ante la irrealidad y la abstracción

Así, estas obras, pues, constituyen el vehículo a través del cual Beatriz Castañeda transporta sus emociones, sensaciones y capacidad de expresión, que se podrían interpretar como opulentas metáforas visuales o cálidas presencias feministas y que inciden, dicho sea de paso, sobre esa, la hoy tan renovada estética “rubensiana” de la exaltación de la gordura y de la opulencia carnal, que al parecer, insisto, ya ha sentado plaza actualmente como vertiente mas socorrida de la belleza plástica femenina.

Por otra parte, las mórbidas y desnudas presencias, que a veces se quedan solo en su estructura lineal o armazón vacío, generalmente son resaltadas sobre bien logrados fondos abstractos de color; pero sobre todo, se miran pintadas en tonos arbitrarios y totalmente ajenos al naturalismo de las carnaciones, mediante planos, manchas, brochazos, pinceladas y grafías de pigmento esparcido con violencia a la manera de la pintura gestual, lo cual les imprime peso volumétrico, dinamismo y movilidad, pero que, mas que nada, sirven para demostrar la sabiduría  de la pintora para el uso de la materia cromática, así como su delicadeza y tino para lograr que sus telas resalten siempre por su agradable armonía o vibren por sus agudos contrastes colorísticos.

En pocas palabras, pues Beatriz Castañeda es una señora que está preparada y llamada a alcanzar niveles muy altos dentro del competido y cultivado campo de las artes visuales

por José Luis Meza Inda

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